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Guerra del Pacífico en Antofagasta

Solapas secundarias

Consecuencias de la Guerra del Pacífico para Antofagasta


Las consecuencias de la Guerra del Pacífico para Chile fueron positivas, no obstante Antofagasta tuvo que enfrentar en los años posteriores a la guerra una severa crisis económica y pérdida de autonomía.

La anexión territorial de Antofagasta permitió a la élite chilena tomar el control del salitre que producían los empresarios ingleses a través de la vía impositiva, con extraordinarias perspectivas en el mercado internacional. De paso, agregó nuevos mercados para la agricultura y creó nuevas fuentes de ingreso fiscal.

Pero el alistamiento de muchos mineros en la guerra paralizó momentáneamente las faenas de extracción mineral y ocasionó una profunda crisis en Antofagasta, a lo que se sumó la disminución de autonomía política y eficiencia administrativa.

Al momento de la ocupación de Antofagasta, las tropas chilenas removieron a las autoridades de la ciudad y del departamento del Litoral y éstas se adscribieron al centralismo de Chile, que designó nuevos jefes administrativos a través de bandos y decretos.

Los alcaldes sólo tenían funciones consultivas y las decisiones estaban en manos del gobernador. Este sistema consolidó la chilenización del territorio, pero estancó el desarrollo de Antofagasta por la lentitud que encerraba el proceso y la ausencia de una mirada de las necesidades locales.

Entre 1879 y 1885 Antofagasta sufrió un fuerte revés en su desarrollo. La Municipalidad de Antofagasta tuvo una administración deficitaria, caracterizada por su escasez de recursos e incapacidad para otorgar servicios básicos a la ciudad. Incluso, en 1881 debió suspender el riego de calles, el uso del alumbrado público y la policía urbana.

El resurgimiento de la ciudad comenzó con el fin del conflicto, y se acentuó en 1888 cuando el gobierno del Presidente José Manuel Balmaceda decretó la creación de la Provincia de Antofagasta.

Esta medida dotó a los antofagastinos de derechos políticos. Pudieron elegir a sus representantes al Congreso de la República y participar con propiedad de la vida pública y cívica del Estado de Chile.

En paralelo, se implementaron políticas de fomento a la minería y la exportación de la riqueza regional, que favorecieron el crecimiento y desarrollo de la ciudad puerto en los años venideros.

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