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Arqueología de lo invisible

Ecotóxicos

Arqueología de lo invisible

Publicado el 11/04/2019
Desentrañar la historia de los contaminantes naturales y su efecto en las antiguas poblaciones del norte de Chile, es el objetivo del Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá, que durante esta semana estudia las colecciones del Museo de Antofagasta.

“Vamos poco a poco avanzando, es como ir reconstruyendo un puzle, donde vas tomando pequeñas muestras, que gracias a los equipos de avanzada y analítica de punta, nos permite ir reconstruyendo lo que pasó en el pasado.  Porque a través de una hebra de cabello se puede saber las concentraciones que tenían de estos policontaminantes los antiguos habitantes del norte”. Así lo comenta Bernardo Arriaza, antropólogo físico de la Universidad de Tarapacá UTA, que lidera el Proyecto Fondecyt “Bioarqueología de lo invisible. Desentrañando la historia de los contaminantes naturales que pudieron haber afectado a las antiguas poblaciones chilenas”, quien durante esta semana, junto a un equipo multidisciplinario compuesto por jóvenes especialistas de antropología física, química y arqueológica, estudian las colecciones del Museo de Antofagasta.

“Estamos en una etapa preliminar, revisando las colecciones, el material disponible, ver los cuerpos que están más completos, cuales nos aporten más de lo que queremos estudiar. La idea es ver si tienen presencia de cabello que se pueda muestrear, ya que a través de este podemos hacer algunos análisis químicos especializados para determinar las concentraciones de estos elementos ecotóxicos. El cabello es una especie de biblioteca de vida”, comenta Arriaza, que además es Director de Relaciones Internacionales de la UTA.

Respecto del estudio de individuos adultos esqueletizados o momificados, con contexto y cronología prehispánica, en búsqueda de patologías asociadas a su exposición de arsénico, boro y litio, realizado del 8 al 12 de abril, el Director del Museo de Antofagasta,  Gonzalo Aravena, manifiesta que “entre las funciones primarias de un Museo está aquella relacionada con la promoción de la investigación, por tanto es relevante esta instancia que se inscribe como otra de las tantas actividades que como equipo ejecutamos durante el año. Nuestro depósito dispone de cientos de objetos naturales, culturales y también restos bioantropológicos, y nos interesa que sean estudiados para luego acercar ese conocimiento a la comunidad”.

ECOTÓXICOS

Generalmente la mayoría de estos contaminantes como el arsénico, el boro y el litio, ingresan al organismo por la ingesta de agua, pero también los alimentos contribuyen un poco más a la bioacumulación de estos elementos, dependiendo de la parte del vegetal que se consuma, ya que el arsénico se tiende acumular en las raíces. También se da por el consumo de mariscos y peces. “Pero lo más dañino por lo general tiende a ser por el consumo continuo del agua, al cual la gente ha estado expuesta por miles de años. Cuando tienes un territorio que estás ocupando, por un lado no te das cuenta que te estás envenenando, y eso pasa en muchos lugares, como en Antofagasta en la década de los años 70, cuando se conectaron a fuentes matrices del río Toconce. La gente no se da cuenta porque es incoloro, no tiene mucho sabor, no lo puedes oler. Se va acumulando y a la larga produce una serie de problemas”, explica Arriaza.

EFECTOS

El aspecto evolutivo también es relevado por este proyecto, que analiza cómo este bioelemento afecta a la población. Es acumulativo, afecta a niños y adultos, y en algunos casos, varios estudios mundiales ratifican que genera varias complicaciones maternofetales, a la piel, diferentes tipos de cáncer y a veces anomalías a los huesos. “Entonces algunos de esos elementos se pueden pesquisar arqueológicamente, no todos. Pero si hay un esqueleto con cabello, se puede testear restos a través de una microbiopsia de los huesos o el cabello para ver las concentraciones”, explica el científico.

POLIDACTILIA

En algunas casos, el arsénico produce malformaciones como polidactilia (más dedos en las manos o pies) “Es interesante porque a veces en el arte rupestre se ven diseños o marcas donde hay más elementos anatómicos de lo normal. Al menos en Arica hemos encontrado un par de casos prehistóricos con polidactilia, y  hay mucho arte rupestre con ésta enfermedad”, sostiene Arriaza.

Generalmente se puede  pesquisar a través de las momias, pero en general todas estas condiciones de acumulaciones por metales, sobre todo del arsénico, produce muchos problemas a la piel, hiperpigmentación, varios tipos de cánceres como de vejiga y a los diferentes órganos, además los problemas maternofetal. “Las madres que están en estado de embarazo y que consumen agua arsenical, por lo general tienen muchas pérdidas, abortos espontáneos, partos prematuros, niños nacidos muertos. Después hay todo un problema crónico. Y alguno de estos se pueden ver cuando los cuerpos están momificados. Si han tenido patologías a la piel, deformaciones como espina bífida, deformaciones en la columna. Hay varias anomalías que se pueden pesquisar. Por un lado es ver la concentración que se puede tener en el esqueleto, en las uñas, en el cabello, y por otro lado, es ir pesquisando algunas anomalías. Si tienes una momia tienes más información, si tienes un esqueleto menos información”, explica el antropólogo físico.

ESTUDIOS

Los estudios actuales de la calidad de las aguas varían mucho y depende la región. “Es un  patrón más mosaico. En Tacna y Arica puedes tener un pozo de agua que puede tener un  nivel alto o sobre lo permitido de arsénico 50, 100 o 200 veces por sobre la norma, que es 10 microgramos por litro; pero tres kilómetros más allá el agua puede estar normal. Depende de las filtraciones, las napas, lo sedimentos naturales que ayudan a filtrar estos elementos,  y también de las matrices de origen, porque muchos están asociados con el vulcanismo, y en la medida que hay lluvias y napas, estas se van infiltrando en diferentes direcciones. Y a veces es la suerte donde te tocó vivir, pero el problema con estas cosas es que son acumulativas, y si las personas viven en ese ambiente  5, 10, 15, 20 años, lo vas bioacumulando, te va afectado”.  

ADAPTACIÓN

Bernardo Arriaza comenta que hay algunos estudios que han salido en las últimas décadas, que señalan poblaciones que han vivido en estos ambientes ecotóxicos, con niveles de contaminación muy alta se han ido adaptando. En Salta, Argentina, en la desembocadura de Camarones, estudios de nivel molecular han encontrado que tiene un gen que les permite metilar el arsénico, es decir se están intoxicando, pero tienen  una tolerancia y lo eliminan a través de la orina. A esas personas no les pasa nada. “Es fascinante como esta plasticidad del ser humano se ha ido adaptando. A futuro esperamos con unos colegas ir pesquisando si estos marcadores genéticos se encuentran presentes en el pasado, o la carencia de ellos. Si lo tienen, te da una ventaja, si no, una desventaja”.

CALIDAD DEL AGUA

Por lo general las aguas del norte del país tienen presencia de arsénico, litio y boro. La idea es ir previniendo la salud de las poblaciones o darse cuenta que no es la mejor agua. Por otro lado, es interesante ver como las poblaciones se van adaptando a estas circunstancias. El cuerpo humano reacciona de de forma diferente a estos polimetales. Es importante hacer un seguimiento, estar en contacto con las organizaciones de salud pública. “Nosotros estamos viendo la cosa más arqueológica, dándole una profundidad a este problema, que no es de hoy, sino que ha ocurrido por miles de años.  Las primeras poblaciones que llegan a esta zona, que van explorando, descubriendo, moviéndose, no tienen idea que terreno están pisando, que agua están consumiendo. Se movieron a lo largo del desierto por la costa y encontraron una aguada, lo cual les resultó fantástico, pero hemos descubierto algunas poblaciones que parecen estar muy contaminadas, lo cual depende de la región.  Los valles de Lluta tienen más, los de Arica están mejor, los de Camarones más elevados. En esta zona también hay variaciones en el río Loa”.

ARQUEOLOGÍA DE LO INVISIBLE

Después de realizar los estudios, Bernardo Arriaza y su equipo, contemplan hacer algunas publicaciones científicas, previo a hacer todos los análisis químicos con diferentes colegas. Para él lo más interesante es darle otra mirada a la arqueología, “porque si bien nos interesa la cultura material, el individuo, el esqueleto; ir viendo como estos contaminantes naturales afectan al ser humano, lo que llamo la arqueología de lo invisible, si bien esta presente, no se ve. Como afectó la salud de las poblaciones, el desarrollo, su movilidad, la relación medioambiente, cultura, respuestas culturales, adaptación. Hay fenómenos que son bien interesantes de discutir y debatir, que no siempre son obvios. Si tienes una punta lítica, una cerámica, se ve, hay color y formas, pero en este caso algunos de estos efectos están presentes en el ser humano y no siempre van a ser visibles”.

"A estos problemas que son actuales, nos interesa darles una mirada con profundidad histórica; que ha pasado con el uso de las aguas y los recursos, pero también que pasó hace dos, tres, cinco o diez mil años atrás. Con las técnicas de hoy es fascinante, porque a través de una hebra de cabello se puede saber las concentraciones que tenían de estos policontaminantes los antiguos habitantes del norte", explica el antropólogo físico Bernardo Arriaza, Director de Relaciones Internacionales de la UTA.